La grasa corporal se definió en la región del 25-30% y se dividió a su vez en dos categorías: obesidad abdominal alta y baja.
La obesidad abdominal alta representó el 18,5% de la masa corporal total, mientras que la obesidad abdominal moderada a baja representó el 8,5%.
Los resultados demostraron que una proporción significativa de pacientes con obesidad abdominal alta (15%) no estaba afectada por diabetes mellitus tipo 2.
Las dietas de comida de alta densidad energética (fase alta en grasas) sobrecargaron las células hepáticas, mientras que las dietas de alta densidad energética que contenían solo una dieta baja en grasas y una ingesta reducida de calorías proporcionaron una nutrición equilibrada con altos niveles de insulina y un índice glucémico disminuido.
Cuando se alcanzó esta cantidad, se realizó un seguimiento de los sujetos durante un máximo de seis meses.
Distribución de la grasa a lo largo del tiempo: la mayor proporción de capa “desminosa” en un centro abdominal se observó mediante un análisis de sensibilidad, en el que se analizó, en conjunto, el esfuerzo cortante en relación con los valores del IMC mediante la escala del Índice Corporal de Meyers (IMB).